domingo, 19 de enero de 2014

Lo que Bonasso cuenta de Julio Bazan

La anecdota: "El lunes 27 de abril de 1987, Jorge Carlos Brinsek, que por aquel entonces dirigía la agencia Dyn se llevó un gran disgusto.
Al revisar el servicio de días anteriores encontró un despacho del viernes 24 que le hizo lanzar una sonora puteada. Alguien había escrito un libelo contra la empresa DHL que podía costarle a la agencia una demanda.
Leyó y releyó la nota y luego empezó a subrayar los párrafos más peligrosos, sustentados en bases tan endebles como las clásicas "fuentes responsables".
El despacho informaba que la británica DHL había introducido ilegalmente en el país "documentos sobre depósitos en el exterior de empresas y empresarios al margen de las reglamentaciones que rigen en nuestro país", "sin pagar los derechos que debe cobrar el estado", "violando la resolución 3821/88, por lo que todos los valores fueron secuestrados y citados sus destinatarios" al igual que los responsables de la empresa.
Un párrafo sostenía que una de las "fuentes responsables" acusaba a DHL "de haber sacado subrepticiamente del país, durante la guerra de Malvinas, las remesas de ciudadanos británicos que usaban testaferros en esas operaciones".
También informaba que "ENCOTEL retiró el permiso a DHL para el tráfico interno de correspondencia internacional". En el último renglón venían las iniciales JRB que identificaban al autor de la nota Julio Rubén Bazán que era jefe de la sección Gremiales de la agencia -un área sin conexión con la información que había escrito-. Para indignación de Brinsek, la nota ya había sido distribuida a los medios que compraban el servicio de Dyn.
Furioso, convocó a Bazán a su despacho y comenzó a increparlo. El periodista, cabizbajo, solo atinó a decir que había "levantado" la información de la edición de Crónica del día 24. Eso enardeció aún más a Brinsek que le preguntó a los gritos por qué se había metido con un tema que no era de su sección y por qué se había limitado a copiar el texto del matutino sin contrastarlo, al menos, con una declaración de algún directivo de DHL. Como las explicaciones que recibió no aventaron su furia ni sus sospechas de que había algo por detrás, ordenó la suspensión preventiva de Bazán y una investigación interna que concluyó, finalmente, con el despido del redactor, al que Dyn tuvo que pagarle 80 mil pesos de indemnización.
Tres o cuatro días después de separar a Bazán, Brinsek recibió una llamada de su amigo el periodista Sergio Villaruel, que se mostró muy preocupado por el episodio y le pidió que reincorporase a Bazán. Brinsek se negó categóricamente. Dos días más tarde, Villaruel volvió a llamarlo y le pidió, que lo acompañara a ver a un empresario amigo "interesado en resolver la situación" originada con el despacho de Bazán. Brinsek, interesado en ir al fondo de la cuestión, accedió y lo acompañó a un edificio de Viamonte al 300, donde tras una breve espera "ingresó una persona muy amable" que estrechó la mano del director de DYN y se presentó como Alfredo Yabrán. Un nombre que a Brinsek todavía no le decía nada.
Villarruel los dejó a solas. Yabrán empezó pidiéndole disculpas por la "desprolijidad en el caso Bazán" y luego bajó la voz para la confidencia: "-Ud. sabe que estamos en una guerra donde se mata o se muere y en la que me sentiría honrado de que esté de nuestro lado. Se que a ud. tendrían que haberle avisado que se iba a transmitir la información que provocó el problema con este chico (Bazán) y quiero pedirle encarecidamente si no hay alguna forma de solucionar el problema".
 El director de DYN dijo que el tema lo había superado, que estaba en manos del Directorio y que se habían cruzado telegramas deslindando responsabilidades. Entonces Yabrán hizo un gesto como diciendo "qué mala suerte"...
Del libro "Don Alfredo", de Miguel Bonasso. Páginas 194 y 195

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